UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 7 de junio de 2013

Lectio Divina : Domingo, 9 de Junio, 2013 : Evangelio según San Lucas 7,11-17. : (10ª Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo C -)


  1. ORACIÓN INICIAL
Oh, Espíritu Santo, alma del alma mía, te adoro. Ilumíname, guíame, fortaléceme, consuélame, enséñame a cumplir siempre la voluntad del Padre. Hazme conocer todos tus deseos: te prometo someterme a todo lo que quieras de mí y a aceptar cuanto permitas me suceda. Amén. ( Card. Désiré Mercier)
2. LECTURA
a) Clave de lectura
El evangelio de hoy presenta el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naín. El contexto literario del VII capítulo de Lucas nos ayuda a comprender este episodio. El evangelista quiere demostrar que Jesús abre el camino, revelando la novedad de Dios que nos viene presentada en el anuncio de la Buena Noticia. Sucede así la transformación y la apertura: Jesús acoge la petición de un extranjero no judío ( Lc 7,1-10) y resucita al hijo de una viuda ( Lc 7, 11-17). El modo en que Jesús revela el Reino sorprende a los hermanos judíos que no estaban habituados a tanta apertura. Incluso Juan Bautista se muestra sorprendido y ordena que  le pregunten: “ ¿Eres tú aquel que debe venir o debemos esperar a otro?” ( Lc 7,18-30). Jesús denuncia la incoherencia de sus contemporáneos: “Es semejante a los niños que, sentados en la plaza, gritan unos a otros así: Os hemos tocado la flauta y no habéis bailado, os hemos cantado un lamento y no habéis llorado!” ( Lc 7,31-35). Y, por último, la apertura de Jesús hacia las mujeres ( Lc 7,36-50).
b) Lectura
Del evangelio según San Lucas 7,11-17.

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba. Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores». Después se acercó y tocó el féretro. Los que los llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate».El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.
Palabra del Señor
c) Una división del texto para ayudarnos a su lectura
Lc 7,11-12: El encuentro de las dos procesiones
Lc 7,13: Entra en acción la compasión
Lc 7,14-15: "Joven, yo te lo ordeno: ¡levántate!”
Lc 7,16-17: La repercusión

c) El texto: Lucas 7,11-17 
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores». Después se acercó y tocó el féretro. Los que los llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate».El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.

3. MOMENTO DE SILENCIO ORANTE
Para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. ALGUNAS PREGUNTAS
Para ayudarnos a la meditación y a la oración.
- El texto narra que habían dos multitudes. ¿Cuál es la que capta la atención de Jesús?
- La compasión mueve a Jesús a resucitar al hijo de la viuda. ¿El dolor de los otros producen en mi la misma compasión?
-¿Qué hago para ayudar a los otros a vencer el dolor y a abrirse a una vida nueva?
- Dios visitó a su pueblo. ¿Percibo las numerosas visitas de Dios en mi vida y en la vida de la gente?
-¿Soy agradecido y glorifico a Dios por tantas cosas buenas que he recibido de él?
5. PARA AQUELLOS QUE QUIERAN PROFUNDIZAR EN EL TEXTO
a) Comentario del texto
Lc 7,11-12: El encuentro de dos procesiones
 “Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.”
Lucas es como un pintor. Con pocas palabras es capaz de pintar un hermoso cuadro sobre el encuentro de dos multitudes o procesiones: la procesión de la muerte que sale de la ciudad y acompaña a la viuda que lleva su hijo único hacia el cementerio; la procesión de la vida que entra en la ciudad y acompaña a Jesús. Las dos se encuentran en la pequeña plaza junto a la puerta de la ciudad de Naín. 

Lc 7,13: La compasión entra en acción
 “Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: «No llores»”.  Es la compasiójn que mueve  a Jesús a hablar y a actuar. Compasión significa literalmente “sufrir con”, asumir el dolor de la otra persona, identificarse con ella, sentir con ella el dolor. Es la compasión que pone en acción en Jesús el poder, el poder de la vida sobre la muerte, el poder creador.
Lc 7,14-15:”¡Joven, a tí te digo: levántate!”
 Después se acercó y tocó el féretro. Los que los llevaban se detuvieron y Jesús dijo: «Joven, yo te lo ordeno, levántate».El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.”
A veces, en situaciones de gran dolor causado por la muerte de un ser querido, la gente dice: “En el tiempo de Jesús, cuando Jesús vivía en esta tierra, había esperanza de no perder a una persona querida porque Jesús podía resucitarla.” Estas personas consideran el episodio de la resurrección del hijo de la viuda de Naín como un suceso del pasado que suscita nostalgia y también cierta envidia. La intención del evangelio no es, sin embargo, la de suscitar nostalgia o envidia, sino que nos ayude a experimentar mejor la presencia viva de Jesús en medio de nosotros. Es el mismo Jesús, capaz de vencer la muerte y el dolor de la muerte, que continúa estando vivo en medio de nosotros. Él sigue estando con nosotros hoy y , ante los problemas del dolor que nos matan, nos dice: “A tí te digo: levántate.”
Lc 7,16-17: Las repercusiones
 “Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: «Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo».
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.”
Es el profeta anunciado por Moisés ( Dt 18,15). El Dios que viene a visitarnos es el “Padre de los huérfanos y protector de las viudas” ( Sal 68,6; cfr. Jdt 9,11)
6. ORAZIONE – Salmo 68,5-9
¡Cantad a Dios, entonad un himno a su Nombre!
¡Abridle paso al que cabalga sobre las nubes!
 Su Nombre es «el Señor»:
¡gritad de alegría en su presencia!
 Padre de huérfanos y defensor de las viudas
Dios vive en su santa morada.
 Él hace habitar en una casa a los  solitarios
 y hace salir con felicidad a los cautivos,
mientras los rebeldes habitan en un lugar desolado.
 Oh Dios, cuando saliste al frente de tu pueblo,
 cuando avanzabas por el desierto,
tembló la tierra y el cielo dejó caer su lluvia,
delante de Dios del dios del Sinaí,
delante de Dios, el Dios de Israel.
7. ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir aquello que tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros, como María, tu Madre, no sólo la escuchemos sino que pongamos en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.